Algunos
apostaron al fracaso y olvidaron que desde la misma convocatoria a elegir los
delegados por la base, que terminó siendo la mayoría, el proceso arrancó con
buen pié. Luego, la elección directa y secreta de los mismos, con el apoyo del
CNE, blindó de confianza y credibilidad el acto popular de escogencia ya que se
utilizó el sistema biométrico: el votante activaba la máquina con su huella
digital por lo que la pulcritud del acto redundó en la legitimidad del proceso
interno. Algunos analistas tenían preparados sus artículos para desmeritar la
participación de la militancia señalando la alta abstención. La verdad
verdadera es para quienes hemos participado en casi todas la elecciones del PSUV,
participamos en este como candidatos y además recorrimos gran parte de los
centros nucleados de votación ese día, la motivación de la militancia y su
resultado en cuanto a la participación fue el de siempre, propio de las
elecciones de un partido y el primero del PSUV sin la presencia física del
comandante Hugo Chávez.
Algunas
esperaban que en la instalación del III congreso y en las deliberaciones se
produjera una matazón y de ahí saliéramos divididos, despedazados. Pero se
quedaron con los crespos hechos. (Les sugiero si quieren escribir sobre
divisiones y esas cosas que miren hacia la MUD). Se dio un debate intenso en el
que hubo diferentes posturas, pero se hizo con altura y respeto. Del arduo
debate y discusión emergieron unas conclusiones asumidas por todos; salimos más
unidos que antes y ahora con una visión más clara y realista del quehacer ante
la coyuntura.
Había
unos más perversos que albergaban la idea que de la división que se iba a
suceder, saliera debilitado el liderazgo del presidente Maduro. No fue así. Salimos
unidos y ratificando el liderazgo del presidente, designándolo por aclamación
como Presidente del PSUV, así como a nuestro comandante Hugo Chávez, “…líder Eterno y
Presidente Fundador del Partido Socialista Unido de Venezuela, como homenaje
amoroso de quienes nos sentimos sus hijos e hijas, y en reconocimiento a su
inconmensurable legado para ésta y las generaciones futuras; en reconocimiento,
además, a toda una vida plena de luchas, batallas y victorias, entregada con
total desprendimiento al digno Pueblo de la República Bolivariana de Venezuela.
[decidimos]…Designar al compatriota Nicolás Maduro como presidente del Psuv…por
ser digno hijo de Chávez, continuador de su legado. (…) los delegados y
delegadas del III Congreso Socialista nos comprometemos a apoyar, con lealtad
revolucionaria, al compatriota Nicolás Maduro Moros, entendiendo que la obra de
profundizar la Revolución Bolivariana y continuar construyendo el Socialismo,
requiere de las manos, el corazón y la conciencia de todos los y las militantes
socialistas…”.
A
instancias del Presidente Maduro como presidente del partido y aprobado por
todos, se acordó prohibir el sistema de cooptación para los asuntos locales y
regionales y dejarla solo para aquellos de alcance nacional, por lo que se
avanza profundamente en la vigencia de la democracia interna como recurso para
resolver las decisiones regionales y locales. Algunos nos preguntaban, ¿de qué
servía el congreso ante los problemas del país?, como si los asuntos del poder
y la transformación de la sociedad fueran posible sin una organización fuerte y
unida. Pues bien, un aporte de trascendencia que también introdujo el
presidente Maduro fue la interpelación abierta a los ministros. Este elemento
de reunión con los ministros y su correspondiente debate permitió abarcar el
tema de los problemas del país, estableciendo su vigencia en el III Congreso como
ejercicio permanente para los próximos 4 años y que, además, la reunión con los
ministros ocurriera también en las regiones. Una respuesta contundente para
quienes decían que no había escenario para el debate. No tengo la menor duda de
que el III Congreso del PSUV fue un gran éxito organizativo, nacional y
popular.
Henry Ramírez
Diputado PSUV-Zulia
@henrymaracaibo
henrymaracaibo@hotmail.com
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